I - Un día más en mi vida. Hoy decidí dejar de tener miedo a fracasar y volver a intentar recuperar lo que es nuestro, el común derecho de los mortales de vivir. Bien o mal, eso ahora es relativo. Siempre con miedo de lo que puedan decir, de estar bien o mal. Dejé durante mucho tiempo de hablar sobre mí, abandoné esa obligación de contar mis historias y las de otras personas, y estoy seguro de que les gustaría que contara sus historias. Sé dónde estoy, o creo conocer el espacio que me rodea y posiblemente hasta dónde voy. El mundo, yo, las personas, los errores, los éxitos, quién va, quién llega. Se dice que el tiempo pasa... Quería hablar sobre eso, sobre esas teorías que brotan en mi pensamiento, en esos grandes mensajes que quiero transmitir al mundo, de ese lugar de donde vengo. Nunca estuve más consciente de los mitos, de las ideas preconcebidas que me hicieron pensar durante mucho tiempo que el mundo era infinito, que las personas eran infinitas. A medida que crecía, las personas iban desapareciendo, ¿pero qué significa desaparecer? Los mensajes fueron cada vez más y el dolor cada vez más fuerte. Sí, al final somos mortales y las cosas terminan. Los mensajes que pasan y al final no tenemos que ser tan explícitos; al final, estoy aquí acostado en mi cama, protegido por las paredes de mi habitación, con mosquitos picándome. Las cosas deben decirse tal como son, sin ningún tipo de miedo. Llegamos a la firme conclusión de que al final no somos más que personas, ni buenas ni malas - en sentidos absolutos - solo personas. ¿Será que se podría hacer más? ¿Será que yo podría decir más? Al final, ¿qué somos en este caos organizado? Nunca sabremos la respuesta... Cuando se busca un género literario, un esquema, historias, cosas para decir sobre lo que siempre he estado hablando, la cuestión de los olores, los criterios de clasificación, el miedo a olvidar, a no saber decir. Las historias se fueron produciendo oralmente siempre con diferencias, pero con el mismo propósito, divulgar ese ser que habita en el fondo. Que expresa esos mensajes profundos, delineados por la experiencia, de ese niño que fue creciendo y conociendo, pasando de lo infinito a lo finito... El niño que tomaba el té de las cinco, que comía pintarolas haciéndose pasar por pastillas para dormir, “Como pobre niña rica!” - El balcón siempre me causó varias sensaciones, de descubrimiento, de tiempo, de juego, de maldad, de diversión, de placer, del agua, del columpio, de la terraza improvisada en verano... La piscinita improvisada en el tanque donde tratábamos nuestra ropa. Las sabañones de invierno, la lluvia, las bajas temperaturas y el cuidado de hacer bien las cosas, de tener la ropa lavada para los hombres. Nunca se piensa en esas cosas, sí, leía mucho para escapar del aburrimiento de la provincia, sí, buscaba escapar de la ignorancia. La ignorancia que podría ser un “dulce” somnífero para esta realidad, sin mitos, con opiniones relativas, donde generalizamos sin reglas y se siente la culpa. La crítica es demasiado cruel para quien pasa gordo, delgado, gay, feo, bonito, con olor fuerte a colonia muy barata. La falta de vergüenza de mostrar un vientre en una camiseta apretada. ¿Cuál es el mensaje de esto que no se entiende? ¿Estaría temblando por conocer a un jugador de fútbol conocido, que habla poco bien pero que juega mucho y da emoción a las personas y piensan que es interesante, inteligente el objetivo es entretener? Las personas gritan, saltan, hieren, y luego se emocionan, la tristeza de la derrota, el sabor de la victoria de once o doce y se quedan hasta el final o son sustituidos y corren y otros aplauden y vuelven a gritar
. Quería contar esa historia con el género literario que ya fue inventado, el conocimiento es bueno, la globalización enseña, comparte y destruye, reúne, hace saber. No queda nada en ese sentido que se pueda decir, para qué hablar claramente, las verdades pueden parecer absolutas cuando en realidad no lo son. Hoy me sentía bien, recibiendo amor, ese gesto de cariño ese toque inusitado, ese sonido de la música, los ruidos del perro. La muerte, el silencio, la alegría y la tristeza, el olor fuerte, el sabor familiar, la nostalgia. El teléfono con muchos gadgets, auxiliares de memoria, mensajeros de noticias y que difunden, difunden. ¡Nada está claro! Ayer la ira y el silencio del pensamiento de la venganza, el hacer crecer eso sin mirar los medios, los intereses sin saber cuáles son los intereses. Recientemente se fue Saramago y Feio, el mensaje o apunte virtual hecho en un difusor de vídeos de internet, la vida y vivir. Si continuará pequeñito, como cuando era niño, no hubiera leído ni visto nada de ellos, la partida de ellos no representaría nada, pero el conocimiento, el hábito de buscar información, de reír con entretenimiento de chistes, de conversaciones triviales hicieron que yo sintiera y que haya puesto a pensar en lo finito, finito, finito... Cuando se acaba. Esa capacidad de pensar con nivel, ¿podrá alguien meditar sobre eso, esa ira? Aquí no existe la identificación clara de lo que es pasado y presente, posiblemente se pueda identificar por el tiempo verbal el futuro que es incierto por eso no vale mucho la pena hablar sobre él, las previsiones pueden ser equivocadas diferentes y si las cosas pasan tendrán que pasar de forma espontánea y natural. Dejé de hacer muchas cosas, anduve viajando y simplemente pasé a hablar de la cultura de lo que era (¡no significa que sea precisamente pasado!) - Puede significar que ese puente del tiempo aún no tiene la distancia definida. No podemos pensar que sí, ahora estoy aquí y mañana. Sí, de locos, todos con la teoría buscando definición y de las lecturas implícitas que pueden tener un mensaje. La experiencia de vida, el imaginario familiar, la devoción por el amor familiar, paterno, materno, el destino, al fin estoy bastante confundido. ¿Dónde estará todo ese cariño y afecto y aprendizaje y tú qué haces? No sé sinceramente cuál es la dimensión, cuáles son las medidas de eso que estás pensando de una manera loca. No estoy pensando sino escribiendo, para pensar tengo que dejar de escribir... Me quedé con la idea de que podría escribir un diario con fechas, pero para qué lo hago. Nadie es tan importante, tan Dios, a quien pedimos que nos ayude. Ya pasó ya estoy más tranquilo ese sueño que escribí sobre frustraciones, nunca pude vencer verdaderamente porque no me entiendo. Así como mi perro tampoco me sabe entender. El primer o el segundo capítulo, no hice estructura sobre eso, es impulso, es motivo de que tenga ya sueño y quiera dormir. Hoy vi un tigre asiático, enorme y no pude tomarle una foto con su cara, solo y repetidamente caminaba de un lado para otro, sin nunca enfrentar a quien lo estaba observando, observaba una multitud tomando fotos también a la mejor foto, y qué tiene esto de trascendente. Siempre quiero jactarme para sentirme un poco mejor. Pero absorbí tanta información que dejé de poder hablar de todo. La cultura es buena o mala, hasta parece que me drogué o que tomé anís y que fue ese alcohol el que me hizo estar más creativo. Pero no bebí ni fumé nada de drogas. Solo tengo sueño y algo de frustración porque al fin hasta quiero escribir. Tengo miedo de lo que es inevitable. Nunca pude dejar de pensar en Portugal.
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